Presentación del libro «La Catedral de Toledo»

Publicado por el 4 Jun. 2014 en Blog, Libros

Presentación del libro «La Catedral de Toledo»

El lunes día 2 de junio presentábamos formalmente en sociedad el libro «La Catedral de Toledo: La Dives Toledana y la Batalla de las Catedrales Gigantes». Escrito por mi padre, José Fernando González Romero, y en el que yo he colaborado activamente, tanto en fotografías y creación de las imágenes, como en correcciones, enfoques conceptuales, análisis de la información, etc. Aunque el libro, publicado por la Editorial Trea de Gijón, lleva editado ya varios meses, no ha sido hasta ahora que hemos podido encontrar unas fechas que resultasen adecuadas para la ponencia. A la presentación, que se celebró en la sala Monte de Piedad, bajo el paraguas del club de prensa de La Nueva España, invitados por Miguel Piñate, acudió un nutrido público, ante el cual pudimos presentar a grandes rasgos las ideas principales del libro.

Mención en la Nueva España de la conferencia

Mención en la Nueva España de la conferencia

Comenzaba la presentación con un acercamiento al gótico. Se trata sin duda del estilo artístico y arquitectónico más lóngevo de todos los tiempos, pues abarca desde el siglo XII hasta prácticamente el siglo XIX, y atraviesa una gran cantidad de etapas y de estilos, como son el gótico Cisterciense, el gótico clásico, el gótico Rayonnant o Radiante, el gótico flamígero ya en el siglo XIV, el llamado gótico alemán en el XV, el «ojival a la moderna», que en el siglo XVI convive con el renacimiento, y ya en el siglo XVIII se reivindica durante el romanticismo con el neogótico.

Poesía en piedra

Tiene algo el gótico de fascinante. Por alguna razón nos invita a pasearnos por los inmensos templos, y es capaz de sacarnos del «mundanal ruido» por un momento, para recogernos ante el poderío y el tamaño de las catedrales, súmmum del arte durante la Edad Media. Ni siquiera podemos concebir la enorme dificultad técnica y constructiva que implicaban, y resulta prácticamente imposible entender cómo debían ser percibidas en una época donde las casas eran bajísimas, y donde las poblaciones se contaban por cientos o por miles de habitantes, en el mejor de los casos. Nada que ver con la época actual, con nuestras megaurbes cargadas de ruido y de urgencia y superpobladas hasta los límites de su capacidad.

La catedral de Beauveais, de la que sólo se pudo construir, es un ejemplo perfecto de cómo los proyectos se hicieron imposibles

La catedral de Beauveais, de la que sólo se pudo construir la cabecera, es un ejemplo perfecto de cómo los proyectos se hicieron imposibles

En realidad sí tienen algo en común con la época moderna. Y es que al igual que ocurren en la actualidad, existía una batalla continua entre los promotores y constructores de estas catedrales para lograr la más grande, la más alta, la más ancha o lo más espectacular. Al igual que ocurre con los rascacielos modernos, los obispos y los reyes se peleaban por conseguir a los mejores arquitectos, los más capaces de ejecutar las obras más enormes y complejas que se habían hecho hasta el momento. Si ponemos un inicio en la abadía de Saint-Dennis en Francia, vemos cómo la catedral de Notre-Damme de París la superaría al poco tiempo en tamaño. Pero esta a su vez se vería superada primero por Chartres y luego por Reims. La carrera continuó hasta llegar al extremo de lo imposible con Beauvais, que con su tamaño desafiaba todo lo concebible, y que pagó caro su atrevimiento, pues continuos accidentes imposibilitaron terminarla, y sólo pudo terminarse su cabecera, que hoy duerme sujeta por enormes andamios para que no colapse sobre su propio peso.

El Obispo Jimenez de Rada

Es en este contexto cuando Jimenez de Rada aparece en escena. El arzobispo toledano era una figura clave de su época. Caudillo de los ejércitos, gran intelectual, hombre de mundo, fue el artífice de la idea de que en una España que atravesaba la Reconquista era imprescindible unificar toda la península bajo una única bandera. Y esta bandera debía ser la más grande de las catedrales del mundo. Y ésta debía estar en Toledo, que por aquel entonces resultaba un ejemplo magnífico de convivencia y armonía entre culturas. Era deseo de Jimenez de Rada que esa convivencia, siempre dirigida por la Iglesia, sirviese como referencia y como símbolo de unidad. Así, tras conseguir el título de Sede Primada, logra traer a uno de los mejores arquitectos de la época para construir la que aspiraba a ser la mayor catedral de todos los tiempos.

La Catedral de Toledo

La Catedral de Toledo es una de las catedrales más singulares del mundo. Cuando llegas a Toledo te resulta imposible verla. Es La Catedral Escondida. Primero ves una de sus torres, que se levanta magnífica contra el brillante cielo azul de la ciudad. Y cuando por fin llegas a la plaza del ayuntamiento, descubres una fachada principal en la que ambas torres salen hacia fuera. Una de estas torres se cayó y hoy sólo vemos su muñón, que con el tiempo se convertiría en la llamada «Capilla Mozárabe». Si continuas caminando por el perímetro, encuentras la Puerta de los Leones, donde un concierto de ángeles toca una melodía celestial.

La Torre de coronada de gabletes rompe el cielo azul difuminándose en la altura

La Torre de coronada de gabletes rompe el cielo azul difuminándose en la altura

Pero es al entrar en la catedral cuando realmente entiendes la magnitud de la Dives Toledana. Si hay una catedral en el mundo que representa la «Civitas Dei», la Ciudad de Dios, esa es Toledo, puesto que una auténtica ciudad se abre ante tus ojos. La penumbra interior se ilumina gracias a la Dalia, el enorme rosetón radiante de su fachada principal. Y la vista queda interrumpida por el coro, que está enfrentado al altar mayor, separado por el «quadratum populi», el cuadrado del pueblo. Encontramos dos enormes verjas, que forman parte del que es considerado uno de los mejores conjuntos de rejería a nivel mundial. La sala capitular, el claustro, la visita a las torres, donde se puede contemplar la popular «camapana gorda», la capilla de la virgen blanca, la capilla de Santiago… Frente a las vacías catedrales francesas, la Catedral de Toledo es un empezar y no parar. Un recorrido que te transporta de forma inmediata a otra época.

Una Catedral, muchas historias

La Catedral de Toledo atraviesa varias fases constructivas. Su fase clásica es la más importante, pues establece las relaciones fundamentales de geometría y tamaño y propone una solución fundamental, el diseño de la doble girola, que veremos más adelante. A la desaparición del primer arquitecto de la fase clásica (probablemente su muerte, pero no aparece documentación al respecto), que coincide con la de Jimenez de Rada y la de Fernando III el Santo, grandes promotores de la Catedral, le sigue una sucesión de autores, y de esta forma encontramos un nuevo arquitecto (tal vez más de uno) durante su fase clásica, la fase rayonnant, la flamígera, la fase ojival a la moderna, el churrigueresco, e incluso el rococó, siendo el llamado «transparente» que además de forma a la portada del libro, un ejemplo magnífico de este estilo, que además creó una enorme polémica en su época.

Interior de la Catedral de Toledo

El interior de la Catedral de Toledo es sin lugar a dudas uno de los más impresionantes a nivel mundial

Aunque en el libro se analiza en detalle cada una de estas épocas, en realidad el foco está puesto en sus fase clásica, donde intervinieron por lo menos dos arquitectos.

La Fase Clásica de la Catedral de Toledo

Como mínimo dos autores intervienen en la fase Clásica de la Catedral de Toledo. El primero de ellos es el que sienta los cimientos de la catedral, y deja dibujados en plano el sistema de la doble girola y todo el sistema de arbotantes. Sobre el papel, se trata de una catedral de 60 metros de anchura y cinco naves, siendo la altura de la nave más exterior de 12 metros. El «ritmo» que marcaba la relación entre la altura de los cuerpos que componen una catedral siempre era del doble, es decir, si las naves del exterior debían ser la mitad de las naves intermedias, que a su vez debían ser la mitad de la nave central, que por tanto debía ser cuatro veces más alta que las naves del exterior. Siguiendo este razonamiento, nos encontramos que si las naves del exterior median 12 metros, las intermedias debían medir 24 metros y la central debía medir 48 metros, lo que habría hecho que la Catedral de Toledo fuese la más alta del mundo en aquel momento. Este arquitecto resuelve además uno de los mayores problemas arquitectónicos de su tiempo, el sistema de la doble girola.

La doble girola de Toledo

La doble girola de la Catedral de Toledo presenta una solución brillante desde el punto de vista arquitectónico

La girola es la construcción semicircular que se coloca por detrás del altar mayor y que comunica las naves laterales en una catedral, y que resulta fundamental pues da acceso a las capillas, que son pagadas por los nobles de la época y que permiten financiar la catedral. Cuando las catedrales crecen de tamaño, pasan de tener tres naves a tener cinco, lo que multiplica el tamaño del templo en anchura. Sin embargo esto añade un elemento de complejidad a la girola, que debe continuar el ritmo de las naves y adaptarse a su doble altura. Originalmente, los arquitectos literalmente deformaban las bóvedas en un intento de adaptarlas a la forma curvada del techo, creando construcciones descompensadas y antiestéticas. La solución del maestro de Toledo a este problema es no sólo genial en lo estético, sino práctica. Divide el semicírculo en cuadrados y triángulos, logrando gracias a ello aumentar drásticamente el tamaño de las capillas laterales, y además lograr una solución estética perfecta, que además resultaba mucho mejor en términos estructurales, lo que ayudaba a que la catedral pudiese crecer en altura. Sin embargo esta solución implicaba crear un complejo sistema de arbotantes que distribuían el peso no de forma lineal, sino dividiendo la carga en el exterior a través de arbotantes y contrafuertes en forma de «V».

Exterior de la catedral de Le Mans

Los arbotantes y la disposición de las capillas en Le Mans son similares al proyecto original de Toledo

Sin embargo la muerte del arquitecto y de sus promotores, Jimenez de Rada y Fernando III el Santo, haría que se viesen en la obligación de buscar a un «magister operis» diferente, y aquí es donde entra Petrus Petri, segundo maestro de obras de la catedral de Toledo. Es decisión de este arquitecto bajar las naves intermedias y la nave central, quedando en 12 metros las naves exteriores, como ya lo hiciera el arquitecto original, pero en 18 y 32 metros las naves intermedias y la central respectivamente. Se trata como vemos de un cambio radical sobre los planos originales, que tendría no pocas consecuencias en la construcción de la catedral. La primera consecuencia es que, en la zona de la doble girola, la segunda altura baja muchísimo su altura, quedando literalmente aplastada. La segunda consecuencia, es que la altura rítmica de la catedral se pierde completamente, y se crea la sensación de una «altura continua». La tercera consecuencia es que al disminuir tanto la altura de la catedral, las naves se sujetan unas con otras. La consecuencia de esto es que el sistema de arbotantes se simplifica enormemente, puesto que ya no es necesario soportar el inmenso empuje lateral que ejercerían las naves intermedias y central de haber tenido la altura original. Este sistema de cinco naves que se sustentan unas sobre otras tendría una enorme influencia en la arquitectura posterior a la Catedral de Toledo, y dejaría para el recuerdo la batalla de los grandes dinosaurios del gótico clásico, que darían paso a las estilizadas y elegantes catedrales de la fase radiante del gótico.

Maquetas de Toledo

La catedral actual (izd.) frente a una visión teórica de cómo habría quedado el proyecto original (drcha.)

Vezelay, Bourges y LeMans

No sabemos si el segundo magister operis de la Catedral de Toledo era un genio que conocía a la perfección los cálculos y decidió bajar la altura de la catedral para lograr un proyecto más realista, o si realmente no estaba a la altura de los planos originales y no era capaz de ejecutar una obra de la envergadura y complejidad del proyecto original. Lo que sí sabemos con total seguridad es que el primer arquitecto de la Catedral de Toledo era un genio absoluto, que planteó uno de los proyectos arquitectónicos más complejos de todos los tiempos, y que además resolvió un gran problema de la época, el problema de la doble girola. Aparece entonces la pregunta, ¿de dónde ha salido este autor?.

Interior de la catedral de bourges

Entender al autor de Toledo nos hizo recorrer media Europa en busca de las catedrales del gótico clásico. En la foto, el interior de la Catedral de Bourges

Es aquí donde comienza un viaje por todo el gótico clásico, buscando las pistas que nos permitan rastrear la obra de este autor. Y este viaje nos lleva por Bourges, por Reims, por LeMans, por París, y también por el gótico clásico español. Durante este viaje encontramos ideas sorprendentes, soluciones brillantes, y cada pista nos conducía a otra pista. La investigación de estos grandes templos medievales nos permitió rastrear y encontrar la información que buscábamos, y que nos permite presentar una hipótesis revolucionaria, que vincula la Catedral de Toledo con algunas de las obras más importantes del Siglo XIII, y que explican cómo podría haber sido la Catedral de Toledo si realmente se hubiese podido completar siguiendo los planos originales.

El año del Greco

El día 10 de junio presentaremos la obra en el Alcázar de Toledo, coincidiendo además con el aniversario del Greco, el más reconocido y emblemático autor de Toledo. Sin duda será una ocasión muy especial para revisitar la catedral y disfrutar de la excelente gastronomía y de la maravillosa gente de Toledo, donde siempre nos hemos sentido como en casa. Mientras tanto, seguiremos preparando las siguientes obras que ya empiezan a tomar forma. ¿Una pista? Sólo os diré que este libro, «La Catedral de Toledo», es el segundo libro de una trilogía. ¡Permaneced atentos!

    7 Comentarios

  1. He tenido la suerte de asistir a la primera presentación, ha sido un encuentro muy interesante y grato, mis felicitaciones para los dos. Se que detrás de este trabajo hay muchas muchas horas de esfuerzo, de cariño, de interés, de estudio, de orden, de maquetación, de investigación…
    gracias por vuestra aportación y sobre todo os felicito por el entusiasmo con que haceís las cosas.

    • Muchas gracias por tu comentario Maite, efectivamente son muchas miles de horas de trabajo poder realizar un trabajo como este, y es maravilloso ver que hay personas que son conscientes del enorme esfuerzo que implica. ¡Muchas gracias!

  2. Lo mejor que puedo decir de la presentación, el post y el libro (que confieso no haber leido) (aún) es que son «dificiles», no son comida rápida son obras como las catedrales construidas piedra a piedra y con un enorme estudio, trabajo y genialidad.
    Enhorabuena a los dos! Trabajo espectacular…y punto!

    • Jejeje gracias Fer, lo que para tí es lo mejor, en realidad a la vez es lo peor. Cualquier persona que lo intenta y no es catedrático acaba medio chiflando, es muy muy denso. Sin embargo es cierto que para poder aportar algo a nivel de invesgación seria, no te queda más remedio que jugar en esta liga, es lo que hay! Eso sí, estoy deseando tener la oportunidad de hacer algún día un libro más ligero, tiempo al tiempo! gracias!

  3. Como hijo de un Constructor de Catedrales no puedo menos que admirar su trabajo. Gracias.

  4. Ignoro la razón por la que catedrales como las francesas en las que es imposible » observar» el paso del tiempo por sus fábricas, como ocurre con las catedrales españolas en general y la de Toledo en particular, se proponen como » modelos originales» teóricos de la catedral de Toledo, y no al contrario. Las transformaciones de la cabecera de la catedral de Toledo con innumerables dependencias y capillas cada una de una época diferente y datada en el tiempo, son imposibles de encontrar en ninguna » catedral francesa» , que aparecen proyectadas » como un todo» siempre siguiendo el » modelo proyectual teórico» sin el mas mínimo añadido modificación o transformación que pueda revelar la antigüedad de la fábrica de las mismas.

    Ni patrimonialmente no arquitectónicamente se puede decir que las catedrales francesas puedan ser » modelo» de ninguna catedral española mas bien parece justo al contrario, que los modelos teóricos que aparecen sin transformaciones en las catedrales » modélicas» francesas están redactados muy a posteriori por gente con profundos conocimientos de los modelos arquitectónicos desarrollados en España, luego transformados para acondicionarlos a usos posteriores pues ¿ quien no hace ampliaciones y transformaciones de su propia casa?. Esas » transformaciones» que revelan el paso del tiempo no aparecen en ningún caso en las catedrales francesas, por lo que difícilmente pueden ser » modelo» de ninguna catedral española.

    • Hola Jesús, antes que nada, ¡muchas gracias por tu comentario! He estado charlando un rato con mi padre sobre este tema que comentas, porque tú forma de presentarlo es interesante. En realidad pensar que unas catedrales sirven de modelo de otras es algo siempre relativo, ya que incluso los mismos arquitectos que hacían unas y otras eran literalmente los mismos, tal y como plantea mi padre en «El secreto del gótico Radiante». Sí que parece correcto afirmar que desde un punto de vista puramente formal, y como consecuencia de cuestiones geopolíticas, durante el gótico el principal motor desde un punto de vista artístico es Francia, y es bien cierto que las principales catedrales españolas (Burgos, Leon, Toledo) están planificadas directamente por arquitectos que de hecho han trabajado en Francia. Sin embargo es bien cierto que las catedrales españolas han evolucionado de una forma completamente distinta a las catedrales francesas. En España la catedral crece constantemente, tanto en el exterior, fusionándose directamente con edificios y palacios, como en el interior, con la creación de sucesivas capillas. En Francia esto no es tan prominente, y responde principalmente al modelo de financiación de las propias catedrales, ya que las capillas tenían como principal función servir para captar capital privado. Además es crucial añadir que durante la revolución francesa y posteriormente durante el romanticismo, las catedrales se vacían y se expolian, y es el momento en el que también, por cuestiones estéticas, se cambian las vidrieras policromadas por cristaleras blancas. Eso en España no ocurre, y por eso las catedrales españolas son como pequeñas ciudades, mientras que las francesas están vacías, limpias y blancas. Entonces yo resumiría mi posición diciendo que si, que las catedrales francesas son la clara inspiración y el espejo en el que todos querían mirarse durante el gótico (SXIII al XV) pero que a partir de ahí la evolución de unas y otras no tiene nada que ver, y frente a la visión minimalista francesa, nos encontramos la visión viva y rica en matices de las catedrales españolas.
      Un placer hablar contigo, muchas gracias por tu comentario!

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  1. Catedral Gigante de Toledo | faustoArt - […] Podéis encontrar más información sobre el libro en este artículo del blog […]

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