Presentación del libro «La Catedral de Toledo»
El lunes día 2 de junio presentábamos formalmente en sociedad el libro «La Catedral de Toledo: La Dives Toledana y la Batalla de las Catedrales Gigantes». Escrito por mi padre, José Fernando González Romero, y en el que yo he colaborado activamente, tanto en fotografías y creación de las imágenes, como en correcciones, enfoques conceptuales, análisis de la información, etc. Aunque el libro, publicado por la Editorial Trea de Gijón, lleva editado ya varios meses, no ha sido hasta ahora que hemos podido encontrar unas fechas que resultasen adecuadas para la ponencia. A la presentación, que se celebró en la sala Monte de Piedad, bajo el paraguas del club de prensa de La Nueva España, invitados por Miguel Piñate, acudió un nutrido público, ante el cual pudimos presentar a grandes rasgos las ideas principales del libro. Comenzaba la presentación con un acercamiento al gótico. Se trata sin duda del estilo artístico y arquitectónico más lóngevo de todos los tiempos, pues abarca desde el siglo XII hasta prácticamente el siglo XIX, y atraviesa una gran cantidad de etapas y de estilos, como son el gótico Cisterciense, el gótico clásico, el gótico Rayonnant o Radiante, el gótico flamígero ya en el siglo XIV, el llamado gótico alemán en el XV, el «ojival a la moderna», que en el siglo XVI convive con el renacimiento, y ya en el siglo XVIII se reivindica durante el romanticismo con el neogótico. Poesía en piedra Tiene algo el gótico de fascinante. Por alguna razón nos invita a pasearnos por los inmensos templos, y es capaz de sacarnos del «mundanal ruido» por un momento, para recogernos ante el poderío y el tamaño de las catedrales, súmmum del arte durante la Edad Media. Ni siquiera podemos concebir la enorme dificultad técnica y constructiva que implicaban, y resulta prácticamente imposible entender cómo debían ser percibidas en una época donde las casas eran bajísimas, y donde las poblaciones se contaban por cientos o por miles de habitantes, en el mejor de los casos. Nada que ver con la época actual, con nuestras megaurbes cargadas de ruido y de urgencia y superpobladas hasta los límites de su capacidad. En realidad sí tienen algo en común con la época moderna. Y es que al igual que ocurren en la actualidad, existía una batalla continua entre los promotores y constructores de estas catedrales para lograr la más grande, la más alta, la más ancha o lo más espectacular. Al igual que ocurre con los rascacielos modernos, los obispos y los reyes se peleaban por conseguir a los mejores arquitectos, los más capaces de ejecutar las obras más enormes y complejas que se habían hecho hasta el momento. Si ponemos un inicio en la abadía de Saint-Dennis en Francia, vemos cómo la catedral de Notre-Damme de París la superaría al poco tiempo en tamaño. Pero esta a su vez se vería superada primero por Chartres y...
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