Camino de Santiago 2014: De Saint Jean Pie de Port a Estella

Publicado por el 29 Jul. 2014 en Blog, Fotografía, Turismo

Camino de Santiago 2014: De Saint Jean Pie de Port a Estella

Este año hemos dedicado las vacaciones a desconectar un poco y para ello nada mejor que el Camino de Santiago. Es la tercera vez consecutiva que me dedico a peregrinar por el mundo, aunque esta vez ha sido muy diferente de las dos anteriores. El primer año hice el Camino con mi amigo Javi, y lo hicimos en bici, saliendo desde Gijón y llegando a Santiago en 5 intensos días de pedaleo. El segundo año, en 2013, emprendimos camino mis amigos Pepe, Morán, Hugo y yo, y lo hicimos caminando desde Sarria, si no recuerdo mal. Este año hemos hecho un enfoque diferente, y el objetivo ya no era llegar a Santiago, sino hacer el camino francés completo, empezando desde Saint Jean Pie de Port, que es la considerada primera etapa del camino francés, y hacer 5 jornadas de Camino, hasta donde llegásemos, que resultó ser Estella.

Las vistas desde la Casa Rural en Saint Jean

Las vistas desde la Casa Rural en Saint Jean

Viajeterapia

Viajar en general es una experiencia que siempre resulta enriquecedora, que te permite ver el mundo de una forma más amplia, te permite conocer gente, conocer otras formas de vivir la vida… Creo que en general es algo necesario para cualquier persona. Pero creo que para las personas que trabajamos en el mundo de la creatividad en general, pasa de ser algo muy recomendable, a ser algo imprescindible. La creatividad necesita ser alimentada y ejercitada. El estrés, las rutinas diarias, los hábitos de vida poco saludables, son como una apisonadora para la creatividad. La aplasta y la vuelve insensible.

Si no vives la vida, ¡tú te lo pierdes!

Si no vives la vida, ¡tú te lo pierdes!

Es imprescindible dedicar todo el tiempo posible a vivir la vida, a disfrutar, a ver naturaleza y cultura, probar nuevos sabores, compartir experiencias con otras personas… Cuando vuelves de un viaje, sea el que sea, tu cabeza hierve con nuevas ideas, ilusión y ganas. Y el Camino de Santiago en concreto es todo lo anterior, pero si acaso más intenso, ya que al contener un importante componente de ejercicio, ayuda al cuerpo a liberar toxinas, a relajarse, a desestresarse, e incluso a generar endorfinas, adrenalina, y otras sustancias que nos ayudan a ser más felices. Esa felicidad, alegría y tranquilidad se transmiten luego a cada proyecto, cada relación y cada trabajo que tenemos. Así que lo dicho, recomendable no, imprescindible.

El Camino

Este año hemos hecho cinco jornadas, que son las que van de Saint Jean Pie de Port a Roncesvalles, de Roncesvalles a Zubiri, de ésta a Pamplona, y luego de Pamplona a Puente de la Reina, y de allí para terminar a Estella, o Lizarra como se le llama en euskera. Se dice de la primera etapa, la que sale de Saint Jean Pie de Port, que es la más dura del camino, y una de las más bonitas. La más dura, porque salvas un desnivel de 1.200 metros.

Francia detrás, España delante

Francia detrás, España delante

Lo de la más bonita, tal vez si no te pilla la niebla y la lluvia que nos pilló a nosotros. El mejor momento, la entrada en Navarra desde Francia por el medio del monte, que te recordaban a los tiempos del exilio, y te hacían imaginarte a la gente buscando atravesar la frontera por cualquier sitio con tal de huir de los controles. La bajada, ya en Navarra, a través de un impresionante bosque de hayas compensó con creces la primera parte de la etapa, aunque la lluvia y la niebla nos acompañaron casi todo el camino. Llegados a Roncesvalles pudimos ver la iglesia de Santa María, un templo gótico considerado como uno de los mejores de todo Navarra.

La niebla fue muy densa durante la primera etapa

La niebla fue muy densa durante la primera etapa

En la segunda etapa atravesamos la Navarra más profunda, ya que el recorrido nos llevaba a través de preciosos pueblos que parecían de juguete, con sus casas blancas con maderas de vivos colores. El sol nos acompañó durante toda la jornada y la sombra de los árboles nos protegía del calor. Llegamos a Zubiri a tiempo para comer. Se trata de un pequeño pueblo cercano a Pamplona que se caracteriza por su gran puente medieval sobre el río Arga.

Puente medieval en Zubiri

Puente medieval en Zubiri

El concierto de ronquidos no nos desanimó para levantarnos llenos de ganas y de energía. En este punto se unieron a nuestro grupo Júlia y Bea, dos chicas catalanas de las que rápidamente nos hicimos amigos y de las que ya no nos separaríamos durante todo el camino, y con las que compartimos grandes momentos de risas y de carcajadas. La jornada tuvo sus altibajos, hasta que llegamos al río Arga. En ese punto nuestro grupo se dividió, quedándose la mayoría dándose un bañito en el río, y continuando yo por mi cuenta hasta Pamplona, en buena compañía de Klaudia, una chica húngara campeona de vela con muchas historias fascinantes que contar. Comidita en Pamplona, tarde relajada, buena ducha, lavadora, y a dormir al Hostel Hemmingway, un albergue privado que resultó ser muy cómodo. La cena en Pamplona cumplió también las expectativas.

Ancha es Castilla

Ancha es Castilla

La siguiente jornada fue la más dura del viaje. Subida al llamado Monte del Perdón atravesando los amplios trigales de Castilla. Porque Navarra es una comunidad bipolar, el norte es igual que nuestra tierra, Asturias, pero el Sur es totalmente castellano. La subida a la sierra resultó dura y la bajada resultó mucho más dura aun. Las amplias vistas eran un deleite, sin duda, pero el calor sofocante, la bajada por un camino incómodo y desagradable, hicieron la jornada muy dura.

Gatete cocido del calor

Gatete cocido del calor

La llegada a Puente de la Reina fue una bendición, y el albergue privado al que fuimos también, sobre todo por las cervezas heladas que tenían. Resultó ser fiestas en Puente de la Reina, y nuestro amigo Pepe enseguida hizo amigos entre las gentes del lugar, durante la cena, rica y sabrosa.

Impresionantes las vistas desde el Monte del Perdón

Impresionantes las vistas desde el Monte del Perdón

La última jornada siempre es la más dura, porque es cuando por un lado estás deseando terminar (el Camino es más duro de lo que parece) pero a la vez no quieres que se termine por nada del mundo. La hora de la despedida se iba aproximando, y encima la etapa no era precisamente la más bonita, si acaso todo lo contrario. La llegada al pueblo de Villatuerta resultó cómica porque no encontrábamos un restaurante ni a la de tres. Cuando por fin lo encontramos y conseguimos que nos dieran de comer ya era bastante tarde, y cuando reanudamos la marcha, resultó que el camino principal no lo pudimos encontrar, así que fuimos por un camino medio abandonado, que resultó ser toda una aventura en la que Hugo pudo demostrar sus dotes aventureras. La llegada a Estella ponía punto y final a nuestro camino por este año, y lo celebramos con abundante cerveza y un pequeño nudo en la garganta por tener que despedirnos de las chicas, que continuaban hasta Logroño.

Señoras haciendo labores en las fiestas de Estella

Señoras haciendo labores en las fiestas de Estella

Vuelta a Pamplona en autobús para darnos un homenaje en forma de cena en el restaurante de Álex Múgica, uno de los mejores de Pamplona, y dormir como se merece en el Hotel Puerta de Pamplona.

Pulpo sobre cama de crema de patata y coliflor con habitas, delicioso

Pulpo sobre cama de crema de patata y coliflor con habitas, delicioso

Al día siguiente pasamos la mañana en Pamplona y por la tarde cogimos ruta de vuelta, con las pilas cargadas y la sensación de haber vivido una experiencia maravillosa.

Reflexiones finales

Sin duda es el camino de Santiago una de las mejores experiencias que uno puede hacer si tiene el tiempo, las fuerzas y las ganas para ponerse con ello. Es maravilloso además poder compartirlo en tiempo casi real a través de whatsapp y de Facebook con los amigos, al final tienes la sensación de ir siempre acompañado. Muy contento también con la cámara que llevé este año (la del móvil) que hizo que no me acordara en ningún momento de mi réflex. Es curioso cómo se adapta uno a lo que lleva encima, y si intentas sacarle toda la chicha, se consiguen unos resultados de lo más dignos, como creo que se puede apreciar por las fotos que acompañanan este artículo. La experiencia con mis amigos genial como siempre, y ya con muchas ganas de repetir. Y lo mejor del camino sin duda compartirlo no sólo con Pepe, Morán y Hugo, sino sobre todo con Júlia y Bea, y también con el resto de caminantes con los que nos encontramos una y otra vez. No hay duda de que lo mejor del camino, de largo, es la gente. Por suerte este año las vacaciones están troceadas, así que en breve toca ir a Alicante, Madrid, Bilbao, y quien sabe cuántos sitios más. ¡¡Que no falten!! De momento por este año el Camino ya queda atrás, pero el año que viene seguirá, ¡¡que no os quepa la menor duda!!

    2 Comentarios

  1. leyendo tu articulo, desde luego entran muchas ganas de emprender el camino… muy agradable, las imágenes de la naturaleza son preciosas, bueno todas me han gustado mucho. un abrazo y gracias por compartir asi tus experiencias.

  2. Da gusto como escribes, me ha hecho sentir un poco allí haciendo el camino, lo cuentas de forma magistral, parece que este leyendo el hobbit y además en un tono de lo más positivo, da gusto leeer cosas así, refrescantes, alegres y vitales!!

    Ah y la mención de lujo se la llevan las fotos y los pies de foto.

    Un artículo distinto, inesperado, sincero y auténtico…sigo siendo fan de tu blog!!!

    Un saludo Faus!!

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